Aunque la tendencia actual es trascender algunos de los estándares del pasado, aún existen pautas para cada plato que hacen de la degustación un momento muy especial, en el que el sumiller juega un papel fundamental. Pero como dice el dicho, «Nada es cuestión de gusto«. Así que os vamos a dar una serie de consejos para saber que vino utilizar, con las diferentes comidas que nos podemos encontrar:
- El marisco armoniza con sabores yodados finos, manzanillas, vinos blancos, jóvenes secos y frescos (con cierta acidez).
- Para las ensaladas debemos tener en cuenta de que pueden que estén aliñadas con vinagre, principal enemigo del vino, así que tendríamos que optar por beber agua en este caso.
- Para el arroz o pasta dependerán de los toppings que los adornen. A menudo se inclina hacia un rosado claro o rojo cuando hay verduras, salsas de tomate y aromas. Si la paella, el arroz o la pasta marinera piden un vino blanco ligeramente aromático y afrutado, tenemos varias opciones. Si comemos pasta fresca al huevo con una salsa cremosa tampoco nos decantamos por una clara joven crujiente y con algo de cuerpo, además actúa limpiando la grasa y estos platos se amplifican
- Para la mayoría de embutidos, los tintos crianza combinan bien.
- Para los postres inicialmente, se debe considerar que el azúcar en los postres está al mismo nivel que el azúcar en el vino. Otro factor a considerar es qué tan caliente o fresca sea la preparación, ya sea por su preparación (helado o semifrío) o por las propiedades de los ingredientes (acidez de la fruta). En este sentido, intentaremos contrastar la frescura y calidez de los platos. La frescura del vino.
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