Una nueva investigación sugiere que el vino y el queso no solo son una combinación perfecta, sino que también pueden reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
La forma más común de demencia es la enfermedad de Alzheimer, que provoca un deterioro de la función cerebral, lo que afecta la memoria y la capacidad para realizar las tareas cotidianas. El número de casos globales se estima en 47,5 millones, según la Organización Mundial de la Salud.
La dieta se ha considerado durante mucho tiempo un marcador de nuestra salud futura, y los estudios han demostrado un vínculo entre la dieta y el Alzheimer u otras demencias. Por lo tanto, un estudio reciente de la Universidad Estatal de Iowa descubrió que beber más vino y queso con el tiempo ayuda a mantener la salud cognitiva a medida que envejecemos.
El estudio encuestó a más de 1700 participantes de 46 a 77 años durante un período de 10 años, utilizando datos del Biobanco del Reino Unido, una base de datos de investigación biomédica. Cada participante completó una evaluación inicial que incluía preguntas sobre su dieta y una prueba de inteligencia fluida (FIT), que mide la capacidad de resolver problemas rápidamente usando el razonamiento y la lógica.
Cruzando todos los datos, los científicos encontraron una correlación entre el consumo de vino tinto y queso y un mayor rendimiento en la prueba FIT. «Hubo una relación fuerte y clara entre comer más queso o beber más vino tinto y las puntuaciones de coeficiente intelectual durante un período de 6 a 10 años».
Esas son buenas noticias para los amantes del vino y el queso, ya que ahora se cree que los puntajes FIT más bajos están fuertemente asociados con un mayor riesgo de Alzheimer.
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