• ¿Cómo es la elaboración de un vino?

    La técnica y método para la elaboración de un vino es la misma para todos los tipos de vino ya sean tinto, blanco o rosado. La única variación es el tiempo de fermentación y temperatura, además de los componentes y del tipo de uva.

    A continuación, os indicamos los pasos a seguir para la elaboración de un vino:

    • Plantación: para que un viñedo tenga producciones de calidad, es necesario que el suelo reúna de una serie de condiciones o factores químicos y físicos.
    • La espera: la vid tarda entre 5 y 10 años en lograr la vinificación óptima. Mientras tanto hay que podar y conducir su crecimiento.
    • Vendimia: la vendimia es la cosecha de la uva y se realiza cuando llega a su punto máximo de azúcar.
    • Despalillado: el proceso de despalillado es aquel mediante el cual se separa las uvas del resto del racimo, lo que se conoce como raspón.
    • Estrujado: desgranado el racimo.
    • Maceración y fermentación alcohólica.
    • Prensado: se trata de convertir los azúcares del mosto en alcohol etílico.
    • Fermentación: a través de la fermentación se trata de convertir los azúcares del mosto en alcohol etílico.
    • Maduración: en la maduración se oxigena el vino. Y es aquí, cuando toma pigmentos y sabores de la madera.
    • Trasiego: Proceso mediante el cual el vino se cambia varias veces de recipiente.
    • Clarificación: aquí se emplean sustancias orgánicas que arrastran las impurezas suspendidas en el vino hacia el fondo de la barrica.
    • Embotellamiento: una segunda parte del periodo de crianza del vino tendrá lugar una vez que este es embotellado. El volumen estándar de una botella es de 750 ml.
  • Un libro, un restaurante, un vino

    Sanchez Drago habla de nuestro Vino Magister Bibendi en su blog.

    Son tres sugerencias para llenar el ocio del puente de la Almudena, cuya catedral está ahora tan de moda por motivos que nada tienen que ver con la religión, ni con la diversión, ni con la nutrición, ni con la lectura, ni con la embriaguez…

    El libro: es una novela de ésas que llaman históricas, pero que en este caso se adentra en las claves ocultas del manuscrito más enigmático que jamás se haya concebido. ¿Les suena el Códice Ochavado, cuna y sepulcro, placenta y féretro, de lo que cuatro siglos más tarde, ya con el nombre de Manuscrito Voynich, sigue sin poderse descifrar, pese a que los supercerebros cuánticos del MIT (Massachusetts Institute of Technology) lo han intentado y se han estrellado? Nadie sabe quién lo escribió ni de qué trata. Un enigma similar al del Necronomicon que acuñó Lovecraft. La novela lleva el título de El secreto del rey alquimista y ha sido publicada, como otras del mismo autor, por Algaida. La ha escrito Álvaro Bermejo, que lleva décadas explorado narrativamente el revés de la trama de los grandes misterios del devenir humano. El rey es Felipe II. No les digo más.

    El restaurante… Hablo de la legendaria Tienda de vinos, más conocida como El Comunista. Sigue donde siempre ha estado: en Madrid, en la calle de Augusto Figueroa, a media altura. Se ganó el apodo en los años sesenta, cuando se convirtió en logia de las conjuras antifranquistas. No ha cambiado un ápice. Tiene la suprema elegancia y sencillez de eso que sólo otorga la pátina del tiempo. Lugares así son los que Pío Baroja describía en sus novelas. Fui yo quien descubrió por azar ese sitio en el invierno de 1959 y quien llevó a él a las gentes del Partido Comunista, en el que militaba a la sazón. Daba yo ese año una clase particular a un alumno del Liceo Francés avecindado en uno de los pisos del portal contiguo. Antes de subir solía tomarme un vaso de vino con una sardina para matar el gusanillo de la merienda. En mi primer libro, que nadie conoce (España viva, 1967, traducido al inglés, francés, italiano y alemán. Estaba yo en el exilio. Tuve que firmarlo con pseudónimo: Ramiro Delso. Lo publicó Jacobo Muchnik), lo mencioné y lo aconsejé. Era, y sigue siendo, muy barato, pero la comida que sirven es asombrosamente parecida a la que en mi niñez y mi adolescencia se servía en todas las familias de clase media. Sopa de cocido, acelgas, alcachofas, pisto, berenjenas, borrajas, gallos (de mar), salmonetes, gallina en pepitoria, conejos con tomate, natillas y cosas así. Cocina casera de verdad, al ciento por ciento, y agradable llaneza en el ambiente y en el servicio. En la Tienda de Vinos no hay lugar para las bullipolleces. Comer allí es como meterse en la máquina del tiempo, dicho sea para bien. Nota muy alta. Cum laude, claro; no cum fraude.

    El vino: Magister Bibendi… Es de la Rioja. Me lo descubrió Pedro Garrido en su santuario vitivinícola de Arnedillo. Tinto, uva Graciano, reserva de 2010. Supongo que también lo habrá blanco y de otras añadas, pero yo sólo hablo del que he bebido. Potente y convincente. Lo dice alguien (yo) que en cuestión de vinos no es fácil de convencer. Si aquí dijese los que, entre los españoles, me gustan poco o nada, los lectores se llevarían las manos a la cabeza. No lo haré. Gracias, Pedro, por haber descorchado un día frente a mí una botella idéntica a la que ahora, en soledad, y con el libro de Álvaro Bermejo ante mis ojos, me dispongo a abrir y a degustar. Magister Bibendi, ya dije… Una joya que ayuda a ver sub specie aeterni las idioteces que en estos días funestos pululan, en España, por doquier.