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Antigüedad del viñedo

Los parámetros de las uvas en cuanto a maduración y calidad varían en función de cada uno de los vinos.

Los vinos jóvenes utilizan viñas más jóvenes. Uvas que cuentan con maduraciones más largas y unos taninos más suaves, consiguiendo vinos más afrutados y con menos estructura, que se presentan menos agresivos que los vinos de crianza y reserva.

Los vinos de crianza y reserva suelen realizarse con uvas que proceden de viñedos viejos (más edad). Por ello, las uvas que se utilizan para su elaboración tienen posteriormente una mayor carga de taninos y polifenoles.

La maduración y atenuación de los taninos es uno de los procesos más importantes en la evolución de un vino. Su presencia en boca es fácilmente reconocible pues se perciben como una sensación secante en las encías y el paladar.

El uso de la madera

La madera aporta el equilibrio perfecto y la complejidad aromática precisa para que este pase de ser un buen vino a un gran vino.

La crianza es una de las etapas más largas y que más puede impactar en las cualidades organolépticas, influenciando tanto sobre el perfil aromático como el gustativo del vino.

Modelar el vino del año para potenciar los caracteres positivos y conservarlos en el tiempo, y a la vez eliminar o minimizar los negativos es una tarea difícil, que requiere gran experiencia. Para la crianza, los enólogos escogen las distintas maderas.

Tiempo de crianza en barrica

Cuando nos encontramos con un vino crianza, lo más habitual es que este en la barrica un periodo mínimo de seis meses y otros seis meses en la botella.

Si es reserva, lo normal es que el vino este 12 meses en la barrica y 12 meses en la botella antes de salir al mercado.