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1. Párrafo introductorio (resumen de 40 palabras):

Las cepas viejas son un tesoro enológico que resiste el calor y la sequía con una fuerza asombrosa. Su capacidad de adaptación y su fruto concentrado hacen que los vinos resultantes sean más complejos, intensos y duraderos frente al cambio climático.


2. Detalles del Proyecto / Enfoque del tema:

Las cepas de más de 35 o 40 años han desarrollado raíces profundas capaces de buscar agua a varios metros bajo tierra, una cualidad crucial en contextos de sequía creciente. Este sistema radicular extenso no solo mejora la absorción de nutrientes, sino que también estabiliza el rendimiento y permite una maduración más pausada y equilibrada de la uva, incluso en veranos extremos.

Navarrsotillo cuenta con parcelas históricas de Tempranillo y Garnacha cultivadas en secano, donde estas cepas longevas han demostrado una notable resistencia a golpes de calor, estrés hídrico y cambios bruscos de temperatura. Su menor rendimiento por planta se traduce en racimos más concentrados, equilibrados y con perfiles aromáticos mucho más definidos.


3. Características destacadas:

  • Mayor profundidad de raíces: mejor acceso a agua y minerales.

  • Rendimientos bajos, calidad alta: uvas con mayor concentración de azúcares, ácidos y compuestos fenólicos.

  • Adaptación climática: mejor respuesta ante estrés térmico y maduración más lenta.

  • Longevidad del vino: vinos más estructurados y con potencial de guarda superior.

  • Preservación genética: muchas de estas plantas provienen de selecciones masales locales, únicas y no clonadas.


4. Beneficios del Proyecto / Relevancia enológica:

El cultivo y conservación de viñedos viejos no solo representa un homenaje al trabajo de generaciones pasadas, sino que es una de las respuestas más sólidas al desafío del cambio climático. Las bodegas que apuestan por estas cepas, como Navarrsotillo, están produciendo vinos más estables, complejos y auténticos.

Además, su mantenimiento promueve una viticultura más sostenible: menor necesidad de riego, menos intervenciones fitosanitarias y una biodiversidad más equilibrada en el viñedo. En términos sensoriales, estos vinos ofrecen mayor expresión del terroir, equilibrio entre alcohol y acidez, y una complejidad aromática que solo se alcanza con el tiempo.